viernes, 8 de mayo de 2009

Poemas de Antonio Gamoneda


AMOR

Mi manera de amarte es sencilla:
te aprieto a mí
como si hubiera un poco de justicia en mi corazón
y yo te la pudiese dar con el cuerpo.

Cuando revuelvo tus cabellos
algo hermoso se forma entre mis manos.

Y casi no sé más. Yo sólo aspiro
a estar contigo en paz y a estar en paz
con un deber desconocido
que a veces pesa también en mi corazón.

ESTAR EN TI

Yo no entro en ti para que tú te pierdas
bajo la fuerza de mi amor;
yo no entro en ti para perderme
en tu existencia ni en la mía;
yo te amo y actúo en tu corazón
para vivir con tu naturaleza,
para que tú te extiendas en mi vida.
Ni tú ni yo. Ni tú ni yo.
Ni tus cabellos esparcidos aunque los amo tanto.
Sólo esta oscura compañía. Ahora
siento la libertad. Esparce
tus cabellos. Esparce tus cabellos.


Caer en un rostro, existir
con su respiración y con su boca...
Cuando tú estabas en peligro;
tú gritaste, mas fue
en la garganta de otro ser humano;
se levantó tu cuerpo
y fue en los brazos de otro ser humano.
Entonces comprendías.
Y tu necesidad y tu dolor
no fueron nunca como antes. Tú
ya no ves signos. Ahora, tú desprecias
todas las dudas. Y tu pensamiento
no es espejo que calla; ya es amor
y destino y conducta y existencia.

UNFORGIVEN *

Cuando tamaño significa
lo grande
y lo pequeño

Tamaño insistente, impune
de la saciedad

Tamaño de la tierra firme

Tamaño de los asesinos
tamaño de los clientes
tamaño de los alguaciles

El tamaño grita
fanfarronea
o chilla

Tamaño de las Armas de los cazadores de recompensas
Tamaño de los Miembros Viriles de los clientes del burdel
Tamaño del Orden Establecido

Pantano
aquella humana hilaridad

de la putita.

*(Unforgiven, filme dirigido por Clint Eastwood.)


Hierven bajo las túnicas de la ira;

hierven los números y los ácidos
depositados en su espíritu.

Veo el mercurio en las pupilas, líquidos
negros, la fertilidad
de los cuchillos y las sombras; veo
los agujeros y los párpados.

Siento la herida musical, el llanto
multiplicado por el viento, el sol
en la pared de los agonizantes.

Ésta es la soledad de mil cabezas,
la gárgola que aúlla, la gallina
desesperada.

Al fin, surten las fuentes
sangre, vértigo, luz, acero, lágrimas.


El miedo entra en la blancura; aún
sus alas hienden la serenidad
y disciernen la sal y la ceniza.
Lívidas hélices y, en el espesor,
lentitud de los pájaros, augurios
en las venas azules de las aguas.

Ah pétalos temibles, semejantes
a las escamas puras de la cólera.
Ah pena corporal, amor herido,
animal de la luz, pueblo abrasado.


Salen los cuerpos del abismo, ascienden
como azufre solar; su resplandor
atraviesa las aguas.

Hay profecías incesantes. Ved
la transparencia de los signos
y las palomas torturadas.

Éste es el día en que los caballos aprendieron a llorar,
el día horrible y natural de España.
El animal de sombra
enloquece en las pértigas del alba.

INCANDESCENCIA Y RUINAS

I

Yo invoco la cabeza
más sagrada que exista
debajo de la nieve.

Mi corazón azul
canta purificado por el silencio.


II

Vándalo de pureza,
hostígame. Si hablas,
yo bajaré mis labios
hasta el agua salvaje.
De aquella gruta donde
abrasa la frescura,
ha de surgir un rey
sucio de profecías.
Oh corazón que ves
en toda oscuridad,
cuándo estaremos ciegos
en luz, cuándo hablarás,
habitante del fuego.

III

Un perro milagroso
come en mi corazón.
Ceremonia salvaje:
mi dolor se incorpora
al perro enamorado.

IV

En la cavidad que sabes,
suena una voz. Lengua fría,
tú, que silbas en la noche,
metal vivo de palabras,
dime, loco ruiseñor
del invierno, dime, tú,
que quizá participas
de una materia luminosa,
a quién anuncias ya
además de a la muerte.

V

Anticanto de amor,
quién te beberá, quién
pondrá la boca en esta
espuma prohibida.

Quién, qué dios, qué
enloquecidas alas
podrán venir, amar
aquí.

Donde no hay nada.

PROPONGO MI CABEZA ATORMENTADA

Propongo mi cabeza atormentada
por la sed y la tumba. Yo quería
despedir un sonido de alegría;
quizá sueno a materia desollada.

Me justifico en el dolor. No hay nada;
yo no encuentro en mis huesos cobardía.
En mi canto se invierte la agonía;
es un caso de luz incorporada.

Propongo mi cabeza por si hubiera
necesidad de soportar un rayo.
No hablo por mí solo. Digo, juro
que la belleza es necesaria. Muera
lo que deba morir; lo que me callo.

No toques, Dios, mi corazón impuro.

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Antonio Gamoneda

Nació en Oviedo el 30 de mayo de 1931. Su padre, de nombre Antonio, fue un poeta modernista que publicó un único libro, Otra más alta vida, en 1919. En 1934, ya huérfano de padre, se trasladó con su madre, Amelia Lobón a León. La presencia de su madre como refugio ante el horror y la miseria de la guerra y la postguerra es recurrente en toda su poesía. En 1936, con las escuelas cerradas, aprendió a leer gracias a la lectura del libro de su padre.

Antonio Gamoneda en la plaza de San Marcelo,León noviembre de 2007El poeta vivió inicialmente en el principal barrio obrero, y ferroviario, de la ciudad: el Barrio El Crucero. Este lugar fue un observatorio privilegiado de la represión llevada a cabo por los nacionales durante la guerra civil y la inmediata posguerra dejando huella en la psicología y en la memoria del poeta.

En 1941 comenzó a recibir instrucción gratuita en el colegio religioso de los Padres Agustinos hasta 1943, año en el que el poeta se autoexpulsó.

Al día siguiente de cumplir 14 años empezó a trabajar como meritorio y recadero en el hoy extinguido Banco Mercantil. Terminó por libre sus estudios medios y permaneció en la condición de empleado de banca durante veinticuatro años hasta 1969.

Mientras trabajaba en el banco tomó contacto y fue parte de la resistencia intelectual al franquismo. Se dio a conocer poéticamente con Sublevación inmóvil (1953-1959), publicado en Madrid en 1960, obra que consiguió un accésit del premio Adonais de poesía, y que supuso una ruptura con las tradicionales reglas realistas de la época. En 1969 pasó a crear y dirigir los servicios culturales de la Diputación Provincial de León y, a partir del 70, la colección Provincia de poesía, intentando promover una cultura progresista con el dinero de la dictadura. Fue privado de su condición de funcionario, y posteriormente recontratado, mediante sentencia judicial. Durante estos años comenzó a colaborar asiduamente en diferentes revistas culturales.

A esta etapa pertenecen La tierra y los labios (1947-1953), no publicado hasta la aparición del volumen Edad, que recoge su poesía hasta 1987; Exentos I (1959-1960), poemas no aparecidos hasta Edad; Blues castellano (1961-1966), obra no publicada por motivos de censura hasta 1982 y Exentos II (Pasión de la mirada) (1963-1970), publicada con múltiples variaciones en 1979 con el título León de la mirada.

A esta primera etapa siguió un silencio poético de siete u ocho años, significativamente marcados por la muerte del dictador Francisco Franco y los inicios de la llamada transición. Esta tiempo marcado por la crisis existencial e ideológica se hace sentir en su siguiente obra Descripción de la mentira, León 1977, un largo poema que marcó un giro hacia una total madurez poética. Posteriormente publica Lápidas (Madrid, 1987) y Edad, el volumen que recoge toda su poesía hasta 1987, revisada por el autor, y que le valió el Premio Nacional de Literatura.

En 1992 apareció Libro del frío, que le consagra como uno de los poetas más importantes en lengua castellana. En el año 2000 vio la luz la versión definitiva de esta obra, que incluía Frío de Límites, obra procedente de una colaboración con Antoni Tàpies pero que, desgajada de la pintura, adquiría el carácter de addenda necesaria de Libro del frío. Previamente habían aparecido los poemas de Mortal 1936, acompañando a unas serigrafías de Juan Barjola sobre la matanza en la plaza de toros de Badajoz durante la Guerra Civil, y no llegaron a publicarse Exentos III (1993-1997).
Fuente: es.wikipedia.org

2 comentarios:

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

Buenos días,
en su web aparece el poema con título UNFORGIVEN atribuido de manera errónea a Antonio Gamoneda. Les ruego que lo retiren o que lo atribuyan al que parece ser su verdadero autor: Rolando Revagiatti.
Un saludo,
Amelia Gamoneda